Nuestro día empezó bien, habíamos descansado, se nos había pasado el Soroche, y pintaba un día feliz, peeeeeeero, a pesar de que nos fuimos a desayunar con tiempo (8:45), cuando llegamos, al ser tantos, iba pasando el tiempo, y nuestro pedido iba no llegando…con la cual, aunque la leche hervía en el vaso, y algunos desayunos no llegaban, decidimos adelantarnos un grupo (corre corre que se repite lo de Madrid) y coger los bártulos de todos para subirlos al “Edumovil” y poder coger a tiempo el vuelo a Guayaquil. Nuestra hazaña resulto, al dividirnos llegamos a tiempo, y nos sobro, podemos darnos unas palmaditas en la espalda, somos una gran equipo =D
Tras facturar, subimos al avión, y esta vez si que no hubo ni gritos de sorbresaltos, ni tensiones musculares al despegue del avión.
El vuelo duró un plisss, cuando nos dimos cuanta estábamos en Guayquiss, con una gran momentazo, el encuentro de Fer y su mamá (es clavadito a su madre). Aquí nos esperaba Verónica, que trabajaba para el proyecto Don Bosco la cual nos ha recibido amablemente y nos ha traído al albergue. Al llegar hubo un cambio climatico impresionante, quee calor!
Tras ubicarnos en las habitaciones, hemos comido “sopa”, arroz blanco con moroche (guisado de una especie de cayos con patata y salsa de maní-cacahuete) acompañado de un jugo de maracuyá que estaba de rechupete.
Por la tarde nos hemos organizado en dos grupos, uno para terminar de organizar los talleres que empezaremos mañana y de los cuales ya os iremos informando, y otro para poder escribiros en el blog.
Mas tarde estuvimos con los niños ayudando a hacer los deberes, bailando break, jugando a play( a la play), y después nos fuimos con ellos a pasear por Guayaquil.
Estuvimos viendo la ciudad y subimos 220 escalones, pero no llegamos hasta el final que eras 444 para ver el faro (final del Malecón).
Luego en la cena hubo un pequeño percance, una niña que se acercaba para vendernos mercancía ambulante, le ofrecimos una alita de pollo del KFC, la cual picaba un poco, después hubo un niño al que le ofrecimos un plato de arroz, el cual se comió muy a gusto.
Terminamos la cena y volvimos en la furgoneta-autobús.
Al llegar, estuvimos nosotros solos, ya sin los niños, en el salón de la entrada, en el cual hicimos el árbol de expectativas, y pusimos puntos en común, experiencias, sensaciones… algunos los emocionamos…
Es nuestro primer día, y aun no hemos empezando con los talleres, tan solo hemos visto una parte de la ciudad, y hemos de decir que es duro y difícil ver la realidad que se ve plasmada aquí. Ya os iremos informando!
Un beso a todos! :)
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